5158192
9780743296809
Capitulo I Adela 1 Ramon Castanos sacudia el polvo del mostrador cuando oyo a lo lejos un chillido penetrante. Aguzo el oido y no escucho mas que el rumor de la manana. Penso que habia sido el gorjeo de una de las tantas chachalacas que andaban por el monte. Prosiguio con su tarea. Tomo un anaquel y se dispuso a limpiarlo. De nuevo broto el grito, ahora cercano y claro. Y a este grito sobrevino otro y otro. Ramon dejo el anaquel a un lado y de un brinco salto la barra. Salio a la puerta para averiguar que sucedia. Era domingo temprano y no encontro a nadie, sin embargo los gritos se hicieron cada vez mas freneticos y continuos. Camino hacia la mitad de la calle y a la distancia vio venir a tres ninos que corrian vociferando: -- Una muerta . . . una muerta . . . Ramon avanzo hacia ellos. Atajo a uno mientras los otros dos se perdian por entre el caserio. -- Que paso? -- le pregunto. -- La mataron . . . , la mataron . . . -- bramo el nino. -- A quien? Donde? Sin mediar palabra, el chiquillo arranco hacia la misma direccion por la cual habia llegado. Ramon lo siguio. Corrieron a lo largo de la vereda que conducia al rio hasta que toparon con un sorgal. -- Ahi! -- exclamo sobresaltado el nino, y con su indice senalo una de las orillas de la parcela. Entre los surcos yacia el cadaver. Ramon se apro ximo lentamente, con el corazon tironeandolo a cada paso. La mujer estaba desnuda, tirada de cara al cielo sobre un charco de sangre. Apenas la miro y ya no pudo qui tarle los ojos de encima. A sus dieciseis anos habia sonado varias veces contemplar una mujer desnuda, pero jamas imagino encontrarsela asi. Con mas asombro que lujuria recorrio con la mirada la piel suave e inmovil: era un cuerpo joven. Con los brazos estirados hacia atras y una de sus piernas ligeramente doblada, la mujer parecia pedir un abrazo final. La imagen lo sobrecogio. Trago saliva y respiro hondo. Percibio el dulce aroma de un barato perfume floral. Tuvo ganas de darle la mano a la mujer, de levantarla y decirle que terminara con la mentira de que estaba muerta. Ella siguio desnuda y quieta. Ramon se quito la camisa -- su camisa de domingo -- y la cubrio lo mejor que pudo. Al acercarse pudo reconocerla: era Adela y la habian apunalado por la espalda. 2 Guiados por los otros ninos llego un tropel de curiosos. Aparecieron por la vereda armando escandalo hasta casi tropezarse con el cadaver. El espectaculo de la muerte los hizo callar en seco. En silencio circundaron el lugar. Algunos escudrinaron furtivamente a la muerta. Ramon se percato de que el cuerpo aun mostraba su desnudez. Con las manos corto canas de sorgo y tapo las partes descu biertas. Los demas lo observaron extranados, como intrusos irrumpiendo en un rito privado. Un hombre gordo y canoso se abrio paso. Era Justino Tellez, delegado ejidal de Loma Grande. Se detuvo un instante sin atreverse a traspasar el circulo que ro deaArriaga, Guillermo is the author of 'Dulce Olor a Muerte / Sweet Scent of Death ', published 2007 under ISBN 9780743296809 and ISBN 074329680X.
[read more]